El camino hasta el título no ha sido fácil, y ha tenido sus más y sus menos. Repasamos aquí todo lo que ha dado de sí la tercera Copa del Rey de la historia verdiblanca.
Todo comenzó muy pronto. La Competición no quería esperar y los primeros enfrentamientos, entre equipos de Regional, ya habían tenido lugar. El primer sorteo nos deparó un enfrentamiento con uno de ellos, el Club de Fútbol Independiente de Alicante. Pese a la polémica sobre el estadio en el que se jugaría, finalmente el partido se disputó sin serias dificultades para el Betis, que se encontró con un ambiente acogedor y con un equipo que, aunque tuvo mucha fe y muchas ganas, era claramente inferior sobre el césped. 0-4, exhibición de Joaquín, que se fue ovacionado, y a pensar en la siguiente ronda.
Llegamos a la que ha sido una de las más difíciles. La competición se ponía seria, y el Talavera CF no iba a regalar nada. Su estadio apretaba, su equipo estaba bien posicionado, y sobre las cabezas de los béticos una frase: “Algún Primera tiene que caer”. 2-2 y a la prórroga. A sufrir, como buenos béticos que somos. Joel Robles salvó al equipo y Diego Lainez, en el 116, daba el pase al Betis para la siguiente ronda. Canales marcó el definitivo 2-4 en el 119.
La Copa subía el nivel y llegábamos a la Segunda División. El Valladolid, uno de los equipos más en forma de la categoría y con un clima totalmente diferente al que estábamos acostumbrados, salía en el sorteo como el tercer rival verdiblanco. Pellegrini sabía que esto era un salto mayor, y no se guardó nada en el banquillo. Jugaron los mejores y de la mejor manera, dominando desde el principio y ganando 0-3.
Casi todos los que quedaban eran Primeras. Pero el sorteo, que se volvió caprichoso, decidió dejar los experimentos a un lado y juntar grandes partidos en los octavos de final. Betis – Sevilla. Nada más que decir. El Gran Derbi tendría enfrentamiento copero. Y vaya enfrentamiento.
El Betis salió a morder y a llevarse la eliminatoria desde el inicio. Dominio, ocasiones… y gol del Papu. Esa es la idiosincrasia de un Betis que veía cómo sus esfuerzos no habían sido compensados en el marcador. Solo él, Nabil Fekir, decidió que era hora de cambiar la Historia. Una mala colocación del portero del Sevilla le dio una idea, la mejor de todas. Gol olímpico imparable, celebración… y locura.
Un palo de PVC había caído desde la grada y había impactado a Joan Jordán. No parecía grave, pero desde la cúpula sevillista se encargaron de que sí lo fuera. Minuto 40, partido suspendido y a esperar al próximo día para terminar la eliminatoria. Lo que el Sevilla no sabía es que todo formaba parte de La Profecía de Fran Martínez (@LaLigaendirecto) y el tiro les había salido por la culata.
Pudieron recuperar a Koundé y Acuña para el partido del domingo (a puerta cerrada). Y qué bien que lo hicieron. Una jugada que llega desde la izquierda, el balón le cae a Canales, habilitado por el central francés, y dispara a portería con toda el alma verdiblanca. Gol del Betis, 2-1, victoria en el Derbi y a cuartos de final.
Si jugar un derbi en dos días parecía que no subiría más el nivel a la competición, esperaba la Real Sociedad en su casa. Venían con ganas de revancha tras la eliminación la temporada pasada, pero a la hora de la verdad, el Betis demostró querer esta Copa con muchas más ganas. 0-4 con doblete de Juan Miguel y a pensar en semis.
Y en medio del nerviosismo, aparecieron ellos dos: Alaska y Mario Vaquerizo. Eran los invitados sorpresa de Luis Rubiales, que decidió que cantaran el himno de la Copa y que sacaran las bolas del sorteo. Ellos decidieron que nos tocara contra el rival más débil, el Rayo Vallecano, y con la ventaja del campo en la vuelta. Pero esto eran semifinales, no había rival débil, y el Rayo lo demostró.
En el minuto 4 se adelantó el Rayo para darles el pase a la final. Tocaba remontar y sufrir. Borja Iglesias se inventó un gol sin espacio, y William Carvalho, en modo cápsula, se atrevió con un autopase con caño dentro del área y un auténtico golazo para dar la ventaja al Betis. La vuelta se decidiría tres semanas después.
Mucha tensión en el Villamarín. Los minutos pasaban y los dos equipos lo tenían muy cerca. Bebé marcó un golazo de falta para empatar la eliminatoria, pero el Panda dijo que no, que esta final era del Betis. Gol en el 92 tras un pase largo de Bravo, conducción de Joaquín y pase al hueco para Canales, que picó el balón y se lo dio al delantero. ¡Estábamos en la final!
A partir de aquí, quedaba más de mes y medio hasta el gran día. Enfrente, un Valencia CF que había eliminado al Athletic y ponía en dudas La Profecía. Lugar de quedada: La Cartuja. Algunos hablaban del Cartujazo. Otros intentaban conseguir entrada por lo civil o por lo criminal. El Villamarín puso una pantalla gigante y también se llenó. 23 de abril de 2022. Había llegado el día.
Los nervios, la previa del partido, los cánticos, los petardos valencianistas… La fiesta del fútbol estaba lista. Y a los 10 minutos quién si no, el Panda, mi Panda, adelantaba al Betis con un cabezazo imposible de parar. ¡El Betis estaba por delante! Pero solo duró 25 minutos, pues Hugo Duro, que tenía una cuenta pendiente con esta competición, ponía la igualada en el electrónico. El Valencia apretaba, los valencianistas más. Tiros al palo, paradas de los porteros, una pésima actuación del árbitro… Pellegrini cambió a medio equipo durante la prórroga y estos serían los encargados de tirar los penaltis.
Al cuarto penalti del Valencia, Musah lo mandó a las nubes. Antes habían marcado Willian José, Joaquín y Guardado. Tello también metió. Gayá ponía la igualada. La Copa estaba en los pies de Miranda, el mejor de todos los representantes de los béticos. Resopló, aseguró, tiró… y marcó. ¡El Betis era Campeón de la Copa del Rey! Lágrimas, abrazos, emociones, y Joaquín levantó la Tercera. El resto ya es Historia Verdiblanca.
