lunes, 23 de enero de 2017

OPINIÓN: TODOS SOMOS IGUAL DE BÉTICOS

¿Qué es un bético? Esa es la pregunta a la que muchos tienen respuesta, pero ninguna es la definitiva. Para mí, un bético es aquel aficionado que siente al Real Betis dentro de sí, y que forma una parte importante en su vida.

¿Y cómo puedo ser más bético? Fácil: no se puede. Nadie es más bético que nadie. Quien es bético, lo es y punto. No hay escalas. No hay grados. No hay diferencias. Todos somos el Real Betis, ya sea Balompié, Fútsal, Femenino o Energía Plus. Todos somos igual de béticos.

Ángel Haro, actual presidente del Real Betis, no es más bético que Antonio Adán o Joaquín. Ni ellos son más que él. Ni que yo. Nuestro sentimiento es el mismo. Quizá unos lo sientan más fuerte que otros, pero eso no cambia. Todos somos iguales. Todos apoyamos a nuestro equipo los 90 minutos que juega cada semana.

No eres más bético por pertenecer a una asociación bética, o ser el dueño de una peña bética, o trabajar en un medio bético. No eres más bético por ser socio, o tener el abono, o recorrerte todo el país viendo los partidos de tu equipo en directo. Tampoco eres menos bético por no ver un partido, o dos, o quince. Ni siquiera eres menos bético por vender tu abono para el Real Betis Balompié – Sevilla FC.

A veces me pregunto si apoyar al Sevilla FC en una final hace que seas menos bético. Ha pasado, hay béticos que lo han hecho. Es cierto que ser bético implica ser antisevillista, en todo momento, puesto que para eso es nuestro máximo rival. Esos béticos simplemente están equivocados, deben saber que el bético no desea nunca el bien para el equipo rival. Esto es así. Pero siempre pueden rectificar, el resto de béticos podemos decirles: “Oye, bético, ¡despierta!” Todo esto no quita que, si al Sevilla FC le va bien y gana un título, se pueda felicitar a un amigo sevillista. Porque yo lo tengo, y aunque me ha jodido, lo he hecho.

Todos tenemos nuestra opinión. Afortunadamente, vivimos en un país en el que existe la libertad de expresión (a pesar de que durante los últimos años haya sufrido reveses). Dentro de esta libertad de expresión, todos podemos decir nuestra opinión al igual que yo lo estoy haciendo ahora mismo. Eso sí, la libertad de expresión tiene una condición: el respeto. Respeto a las opiniones de los demás. Respeto a la dignidad de las personas. Respeto a los que se equivocan, a los que tienen una opinión distinta de la tuya y a los fallecidos. Porque una opinión no va a cambiar el mundo.

Si por algo se ha caracterizado siempre el beticismo ha sido por su infinito apoyo al Real Betis, en todas sus facetas deportivas y extradeportivas. Yo, personalmente, tengo mi opinión: no me gustan Haro y Catalán, me siento engañado con ellos, puesto que nos prometieron muchas cosas y aún no hemos recibido nada. No me gusta que haya tres centrales en nuestro esquema. No me gusta Piccini, ni Tomás Calero, ni que no hayamos podido hacer nada con el tema Musonda. Pero cuando juega Piccini, siempre espero que defienda bien, que suba con velocidad por su banda, que ponga un buen centro y haga una gran asistencia de gol. Porque es el lateral derecho que, me guste o no, está jugando. Y lo apoyo.

Las críticas son necesarias, pero siempre desde el respeto. Y si a ti, bético que estés leyendo esto, no te gusta la planificación de Torrecilla, dilo. Escríbelo en Twitter nombrando a @RealBetis para que lo vean. Pero respeta. Es tu director deportivo, y te guste o no, debes apoyarle.

Y, sobre todo, respetémonos los unos a los otros, y en particular, respetémonos los aficionados los unos a los otros. Insultarnos entre nosotros no hace ningún bien a nadie. Así que critica, muestra tu descontento, cabréate porque no te gusta lo que ves, y, si quieres, alégrate cuando tu equipo gane. No te pido que te calles, ni que estés de acuerdo con este artículo, tan solo te pido que dejes hablar a todos por igual.

Béticos, unidos somos más fuertes. Todos somos iguales. Todos somos el Real Betis.